Llevo dos días con puntadas en el costado izquierdo. Ayer, por pasar todo el día en la casa, al final del día la cabeza me dolía tanto que a penas podía pestañear. Hoy día desperté, y ambas cosas siguen relativamente igual.
Todos han cambiado tanto, y yo sigo escribiendo en este blogcito. Es raro, porque ya no hay nadie que lo lea: estoy sola, hablando con las paredes.