sábado, 14 de septiembre de 2013

Última

Tengo que dejar el hogar que construí para mi misma, una vez más
A veces creo que le tengo demasiado cariño a las cosas materiales.
Pero es mi última noche acá y más que pensar en lo triste de dejar estos amplios ventanales, el piso flotante, o los espejos en los baños,

pienso en las mañanas tristes, en el ruido de los aspersores en la mañana
en los estudios apresurados de madrugada, los accidentes y derrapes de los autos
cuando se deslizan ebrios por la calle
en mi fortaleza imaginaria, construida por los canales repetitivos del cable y kilos de comida
todo atorado en horario de clase
En el ruido de la lluvia golpeando la ventana en tarde de temporal
en el olor a comida, y en las ventanas que se golpean con el viento
en los dibujos de mi ventana, y los estudios en paredes transparentes
en las personas que pasaron
en mi, sola, tratando de encontrar la tranquilidad entre el televisor y el computador
en días claros, y cortinas largas amarillas con visillos quemados

pero por sobre todo pienso en
cada noche
que pasamos

cada pelea, cada abrazo, cada momento de mañana
cada luz que entró por la ventana
como una serie infinita de fotografías
cada llanto
cada vez que me miraste, me tocaste
cada sonrisa, o cada desprecio
cada pequeño guiño que ocurrió entre estas paredes
cada pequeño brote de inseguridad, que acallaba con el Árbol que acapara gran parte de la ventana,
fingiendo que era un gomero
en la vida que vivía,


si antes me sentía perdida
no sé qué va a ser de mi ahora

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