lunes, 7 de octubre de 2013

Al final, todo se reducía a eso.

A penas si podía ver con el ardor. El ojo izquierdo le había estado dando problemas desde hace ya meses, y la vaga explicación del oftalmólogo sobre la posible alergia solo era aceptable si el mito del cáncer por mirar muy de cerca la pantalla terminaba por ser cierto. Nada en su cuerpo estaba funcionando exactamente bien, pero llevaba tanto tiempo así, que el dolor intestinal ya a penas si se sentía a tempranas horas de la mañana.
Una de las pocas cosas de las que se enorgullecía era cuando podía darse cuenta de los errores de continuidad en las peliculas; esos pequeños cambios entre cámara y cámara, esa manga que pasa de estar arriba a estar abajo, ese brazo en la cintura y luego junto a la pierna, de ventana cerrada a abierta, y ahora, Arma Mortal le acababa de dar la satisfacción de ver un par de esposas ponerse, y luego desaparecer sin previo aviso al próximo encuadre. De todas maneras, solo le gustaba darse cuenta por que se creía muy poco observadora, y estos pequeños y fallidos guiños eran como placebos para su confianza. No daban nada bueno en la tele, de todas maneras, y había algo curioso en el sonido de las trompetas añejas que acompañan a Gibson y a Glover en sus patrulleos por la ciudad.

No era necesario armar un escenario. Bastaba con prender el reproductor, justo en el punto en donde se cumplen casi tres años. El cabello, largo, lacio, le pesó en los hombros como si fuese de plomo. El temblor de los dedos, la duda al momento de escribir. Todo se reducía a eso. El mundo había cambiado sus luces, sus colores, no puede verse de la misma manera. Todo se reduce a eso.

1 comentario:

Unknown dijo...

Puede ser que este ente que le suceden tantas cosas abstractas en palabras pueda estar de verdad por ahì? en algùn lado, soñando , escribiendo, pensando, puede ser?.
No me queda nada màs que seguir pensando que aquel percebe que està ahì, queriendome, esperando, añorando mi compañìa, sea real y entienda que nada de esto lo va a pasar solo.