domingo, 11 de octubre de 2015

En días como hoy

Escribo y reescribo la entrada, solo para tratar de decir sin riesgo lo que quiero decir.

A veces creo que no te quiero tanto como pienso, y que es sólo un mecanismo para salir a flote de la vida miserable en la que me siento viviendo. A ratos, creo que vendrás y no vienes, creo que te veré y no ocurre. Pienso si la frustración que siento es por un capricho incumplido, por no tener lo que quiero como vil cabra chica mañosa.

Luego me imagino a tu persona saliendo del ascensor, entrando al departamento, sentándose en mi cama y decidiéndose lentamente a tocarme... No tengo palabras sin ponerme ahueoná. No he querido ser vocal sobre esto, no he logrado escupirlo en completitud, pero a ratos los sentimientos me llenan y me veo escribiendo entradas una sobre otra sobre otra sobre otra...

¿Como decirlo sin enredarme? Te quiero, y de repente (siempre) no tengo palabras para decirlo. Me da vergüenza, y me da miedo, porque no quiero escuchar la respuesta.

te quiero caleta, me haces caleta de falta, y controlo toda la necesidad imperiosa de verte poniendo cara de que no importa tanto, y ni siquiera sé si lo logro, ni siquiera sé si puedes ver a través de mi. Pensar en tenerte cerca hace que el corazón se me salga del pecho, y tener la esperanza de que algún día vamos a poder compartir como lo hacíamos antes, echados en los sillones del departamento, hace que siga esperando con paciencia infinita. Que no daría por volver a ver tu cara sin vergüenza y sin miedo. Te quiero cabro, te quiero y me gustai.

Yo sé que puede que lo que espero no llegue jamás... pero qué otra cosa me queda? Si puedo verte de nuevo, puedo seguir esperando -o eso espero

No hay comentarios: